martes, 22 de enero de 2008

NACIDO ILUSTRE EN SAN MARTIN DE TABARA

De la posguerra española a explorar otras tierrasHISTORIA VIVA - 11/04/2007Gonzalo Aburto/EDLP

Nueva York — Cuando Jimmy Sanz llegó a Nueva York en 1959 con apenas 18 años la ciudad, el país y lo que hoy se conoce como comunidad hispana eran totalmente diferentes.
“Yo soy el pionero en Nueva York de los restaurantes españoles”, indica orgulloso Sanz. Y es que, a principios de la década de los 70 cuando inauguró su primer restaurante “a la comida española no se le conocía mucho”.
Hoy Jimmy Sanz es un ejemplo de que las metas se pueden lograr con “mucho trabajo, sacrificio y talento”.
Originario de San Martín de Tábara un pueblito en la provincia de Zamora en España, —tierra serrana bordeada de de ríos y cuna del poeta y escritor León Felipe—, Sanz es el menor de dos hijos del matrimonio de doña Catalina y Manolo Sanz.
Creció ayudando a su familia a las labores del campo, y fue en esa localidad donde cursó sus primeros estudios. “Mis padres tenían una finca y ahí fui a la escuela”, menciona.
“Era un pueblo muy chiquito, con menos de 1,000 habitantes, pero muy bonito, iba a la escuela y le ayudaba a mis papás. Era la posguerra de España y era un poco duro, toda la familia tenía que trabajar para defenderse”, recuerda Sanz.
Conocer el mundo y explorar otras tierras fue algo que llamó su atención desde pequeño. “En Madrid, había unos tíos que tenían restaurantes y bares y yo los visitaba, ahí descubrí que me gustaba ese trabajo”.
“Yo siempre quise ser inmigrante”, afirma Sanz. Había escuchado tanto de Estados Unidos y “me parecía interesante y quería salir de allá (de España)”. Eran tantas sus ganas de conocer mundo que se compró un pasaje de barco y después de una travesía que duró un poco más de una semana —durante la cual se enteraron que Fidel Castro había tomado el poder en Cuba—, arribó al puerto de Nueva York el 8 de enero de 1959. Recuerda que entraron por Ellis Island, “era la única forma de entrar, no había otra”.
A su llegada se fue a vivir a la Calle 14 de Manhattan en el departamento de un tío. Inmediatamente se inscribió en la escuela para aprender inglés y posteriormente consiguió su primer trabajo en el famoso restaurante Sardis, “ahí empecé de lavaplatos y después de cinco meses me dieron el puesto de ayudante de camarero”.
Recuerda que fue en Sardis mientras fregaba platos que soñó por primera vez con tener su propio restaurante.
En Sardis adquirió experiencia y aprendió más sobre la profesión. Después de un tiempo, se cambió de trabajo a un restaurante que había en la terminal de Grand Central. Recuerda que fue en un Día de Acción de Gracias, “ese día hay mucho trabajo en los restaurantes y me animé a pedir empleo y me lo dieron”. Comenzó de ayudante y a los pocos meses le dieron el puesto de camarero y así fue como continuó conociendo los secretos del oficio.
Al mismo tiempo prosiguió con sus estudios, perfeccionando su inglés y además se inscribió en el RCA Institute de donde se graduó de ingeniero técnico. Desempeñó esa profesión y trabajó para la compañía Grunman dedicada a la construcción de aviones y cápsulas espaciales para la NASA.
Sin embargo y “después de unos años, me di cuenta que no me agradaba ese trabajo; no me gustaba estar encerrado mucho tiempo”.
Fue entonces que decidió seguir su pasión de toda la vida y se aventuró a comenzar con su primer restaurante. “Entonces decidí abrir Tío Pepe, que era antes un restaurante francés que se llamaba Bijoux a donde venían todos los famosos de la época..., y el 4 de julio de 1970 se inauguró Tío Pepe”, rememora Sanz.
Ubicado en el Oeste de la Calle 4 del histórico barrio del Village en Manhattan, Tío Pepe —el primero de lo que hoy es una cadena de cinco exitosos restaurantes—, abrió sus puertas en una época en la que el vecindario era la cuna de acontecimientos culturales y sociales que dejaron huella y transformaron la vida de la ciudad, el país y en algunos casos del mundo. En todas las cuadras del vecindario se ubicaban, bares restaurantes y clubes que eran frecuentados por artistas, escritores y músicos que con su obra influenciaron la cultura universal.
Sanz y toda la familia, dedicaron largas horas al trabajo, “ese año fue muy duro, yo era también un poco bohemio y así me fui introduciendo al vecindario”, indica.
En ese mismo período, (el 11 de octubre de 1970) contrajo matrimonio con Rocío, una colombiana originaria de Barranquilla, a quien había conocido en el Club España que se ubicaba en la Calle 14.
El restaurante se convirtió en una extensión de la casa y prácticamente entre las mesas del local crecieron sus hijos: Jimmy Sanz Jr., y los gemelos Alejandro y Natalia Sanz.
Hoy Tío Pepe y su propietario Jimmy Sanz son una institución, no solamente en el Village, donde vive con su familia, sino en la comunidad y en la industria de los restaurantes.
Su propietario y su familia han sido testigos de los cambios en el vecindario. Con el tiempo Tío Pepe se ha ampliado y ha tenido algunas renovaciones, pero su esencia continúa siendo la misma: ofrecer a sus comensales excelentes platillos y servicio, para que los clientes continúen deleitándose con los platos elaborados con las recetas de la chef Agustina, hermana de Sanz y quien fuera la primer chef de Tío Pepe en su inauguración.
En la actualidad el menú del restaurante no solo ofrece los mejores platillos de la comida Ibérica sino también algunos representativos de la cocina azteca, “en eso también fuimos pioneros”, indica Sanz. “Fuimos los primeros que combinamos la cocina española con la mexicana”, algo que ahora es común en otros restaurantes.
Entre sus mayores satisfacciones están los logros de su familia, ya que su esposa Rocío al mismo tiempo que trabajaba y criaba a sus hijos, encontró el tiempo para asistir a Hunter College, donde se graduó en Literatura y Letras; mientras que su hijo mayor Jimmy cursó la carrera de negocios en Skidmore College. Por su parte Natalia asistió a la Universidad de Nueva York y obtuvo una maestría en educación del City College y su gemelo Alex estudió comunicaciones en Penn State.
Después de 37 años en la industria de los restaurantes en Nueva York, Sanz afirma sentirse satisfecho con lo logrado. “La familia siempre trabajó y ahora es más fácil”. Porque los hijos (que prácticamente se criaron en Tío Pepe), “todos son muy trabajadores muy buenos y estamos contentos” y están envueltos en el negocio que ahora incluye también Casa Pepe, Burrito Loco, Da Rosina y Las Ramblas.
A través de los años Sanz ha recibido un sinnúmero de reconocimientos por su ejemplar trabajo, recientemente fue nombrado el ‘Latino del año’ por una organización de empresarios. Su tiempo lo divide entre los cinco negocios, “ahora la familia esta más envuelta y nos defendemos mejor”. Le gusta viajar y cada vez que puede visita México. Regresa con frecuencia a San Martín de Tábara su pueblo querido, “en este año he estado tres veces. Tengo muchos amigos y me gusta ir en agosto que es cuando ellos también van”, menciona.
Otra de sus satisfacciones es haberse convertido en mentor y ejemplo de latinos que trabajaron con él, y que han seguido sus pasos y ahora tienen sus propios restaurantes, como en el caso de los propietarios de El paso y Málaga.
A quienes quieren iniciarse en este negocio les dice “mucha gente abre un restaurante y piensa que solamente hay que recoger el dinero. Se tiene que trabajar mucho y tener inteligencia. Esto es muy duro pero se puede hacer”, finaliza satisfecho.
AQUI ESTA LA NOTICIA CON FOTOS(PINCHA EN EL ENLACE)
http://www.eldiariony.com/noticias/detail_print.aspx?section=221&desc=Historia%20Viva&id=1746913

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta esto de que hagas una presentación de Personajes Ilustres de San Martín, ciertamente digno de admirar y de imitar. San Martín, se caracteriza por la bondad esfuerzo y perseverancia en mejorar y elevar el nivel del pueblo, contra viento y marea, situación ésta que nos dignifica y enorgullece a todos los hijos de este pueblo,siendo todos Ilustres Conciudadanos.